jueves, 3 de octubre de 2013

La Incredulidad que mora en nosotros







Hola a todos mis seguidores y nuevos visitante, les saludo con amor de Dios y les deseo lo mejor de cada día.

Estuve analizando el pasaje de Marcos 9:17, donde un hombre que tiene un hijo endemoniado necesita la ayuda de Jesús. Ya Jesús había permitido que sus discípulos ayudaran a este señor para que su hijo sanara pero, a pesar de que ellos no estaban preparados para este milagro, el padre del niño tampoco creía que ellos podían solucionar esto.

¿Cuántas veces hemos dejado de creer que Dios puede usar a otra persona para producir un milagro en nuestra vida?, ¿cuántas veces oramos por un milagro, por obediencia de nuestros pastores o lideres, y no creemos que eso pueda suceder?, ¿Cuánto tiempo hemos dedicado a pedir lo que queremos que pase en nuestra vida?

La Solución que les aporto es que en todas sus oraciones de cada día, hagan lo que hizo el padre del niño endemoniado, que fue, reconocer con humildad que no creía en su milagro si no era a través de Jesús personalmente.

En cada oración debemos anexar: “Creo mi Señor Dios y Padre, ayuda mi incredulidad”. Y con esto lograremos acercarnos más a nuestro Dios en el nombre de Jesús. Amén.


En Marcos 9:17-25, dice:  “Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,  el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.  Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.  Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.  Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.  Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.  Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.  E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.  Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.”

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