Hola a todos mis seguidores y nuevos visitante, les
saludo con amor de Dios y les deseo lo mejor de cada día.
Estuve analizando el pasaje de Marcos 9:17, donde un hombre
que tiene un hijo endemoniado necesita la ayuda de Jesús. Ya Jesús había
permitido que sus discípulos ayudaran a este señor para que su hijo sanara
pero, a pesar de que ellos no estaban preparados para este milagro, el padre
del niño tampoco creía que ellos podían solucionar esto.
¿Cuántas veces hemos dejado de creer que Dios puede usar
a otra persona para producir un milagro en nuestra vida?, ¿cuántas veces oramos
por un milagro, por obediencia de nuestros pastores o lideres, y no creemos que
eso pueda suceder?, ¿Cuánto tiempo hemos dedicado a pedir lo que queremos que
pase en nuestra vida?
La Solución que les aporto es que en todas sus oraciones
de cada día, hagan lo que hizo el padre del niño endemoniado, que fue,
reconocer con humildad que no creía en su milagro si no era a través de Jesús
personalmente.
En cada oración debemos anexar: “Creo mi Señor Dios y
Padre, ayuda mi incredulidad”. Y con esto lograremos acercarnos más a nuestro
Dios en el nombre de Jesús. Amén.
En Marcos 9:17-25, dice:
“Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo,
que tiene un espíritu mudo, el cual,
dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y
se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación
incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de
soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y
cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien
cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace
que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el
agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y
ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes
creer, al que cree todo le es posible. E
inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Y cuando Jesús vio que la multitud se
agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo
te mando, sal de él, y no entres más en él.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario